Sin embargo hay dos técnicas extremadamente fáciles de aprender (aunque un poco más complicadas de dominar): pincel seco y pincel húmedo.
Por pincel seco se entiende una técnica de iluminación de relieves de la miniatura que consiste básicamente en pintarla con la pintura en el pincel seca (o casi, porque no debe estar nunca seca).
Antes de comenzar lo primero que hay que tener en cuenta es que es una técnica extremadamente agresiva con el pincel, lo mejor es usar un pincel viejo, y no uno nuevo y caro.
Antes de comenzar lo primero que hay que tener en cuenta es que es una técnica extremadamente agresiva con el pincel, lo mejor es usar un pincel viejo, y no uno nuevo y caro.
La técnica
Moja un pincel (preferiblemente grueso) en una pintura del mismo tono que la que tenga el objeto, pero un poco más clara (puede clarearse con amarillo, blanco, gris u otro color claro, dependiendo del tono).
A continuación restriega el pincel sobre papel de periódico, un trapo viejo o papel de cocina repetidamente, casi hasta que no se quede pintura en el papel o trapo al pasar el pincel.
Con el pincel así, tal cual está, pintamos aquellas zonas que queremos iluminar. Observarás que efectivamente se resaltan las zonas menos hundidas cuanto más pases el pincel sobre la miniatura. Hay dos defectos comunmente cometidos con esta técnica. El primero de ellos es no quitar la suficiente pintura del pincel, con lo que en vez de iluminar directamente pintaremos, y encima mal, para evitarlo asegúrate de quitar casi toda la pintura del pincel. El segundo es pasar demasiado el pincel sobre la figura, con lo que quedará con un aspecto muy sucio y tosco. Para evitar esto pasa el pincel sin apretar sobre la figura, sólo un poco; observa bien la miniatura y decide entonces si necesita que pases más veces el pincel o está bien como está.
Una forma de que la figura quede con un acabado tremendo es aplicarle varias profundidades de colores a pincel seco. Primero lo haremos con colores más oscuros intentando llegar a todas las superficies, y después con colores más claros intentando gradualmente clarear sólo las aristas más pronunciadas y exteriores de la miniatura.
Moja un pincel (preferiblemente grueso) en una pintura del mismo tono que la que tenga el objeto, pero un poco más clara (puede clarearse con amarillo, blanco, gris u otro color claro, dependiendo del tono).
A continuación restriega el pincel sobre papel de periódico, un trapo viejo o papel de cocina repetidamente, casi hasta que no se quede pintura en el papel o trapo al pasar el pincel.
Con el pincel así, tal cual está, pintamos aquellas zonas que queremos iluminar. Observarás que efectivamente se resaltan las zonas menos hundidas cuanto más pases el pincel sobre la miniatura. Hay dos defectos comunmente cometidos con esta técnica. El primero de ellos es no quitar la suficiente pintura del pincel, con lo que en vez de iluminar directamente pintaremos, y encima mal, para evitarlo asegúrate de quitar casi toda la pintura del pincel. El segundo es pasar demasiado el pincel sobre la figura, con lo que quedará con un aspecto muy sucio y tosco. Para evitar esto pasa el pincel sin apretar sobre la figura, sólo un poco; observa bien la miniatura y decide entonces si necesita que pases más veces el pincel o está bien como está.
Una forma de que la figura quede con un acabado tremendo es aplicarle varias profundidades de colores a pincel seco. Primero lo haremos con colores más oscuros intentando llegar a todas las superficies, y después con colores más claros intentando gradualmente clarear sólo las aristas más pronunciadas y exteriores de la miniatura.
Ejemplo de picel seco en rocas:
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